1- Menopausia: un año sin menstruar
Cuando se ha estado un año sin menstruar, definitivamente se habla de que “llegó” la menopausia.
En general, “llega” entre los 45 y 55 años, aunque en promedio en Chile ocurre a los 49 años y 6 meses. Antes que eso, lo correcto es hablar de perimenopausia.
Etimológicamente, “menopausia” nace de las palabras griegas “mens” (mensualmente) y “pausi” (cese). Médicamente, se explica por la reducción y pérdida de la función reproductiva ovárica, generadora de las hormonas progesterona, testosterona y estrógeno.
La disminución de estrógeno es determinante en los cambios físicos, cerebrales y emocionales que advertimos. Si bien los síntomas se presentan hasta en el 80% de las mujeres, cada una los experimenta de manera particular y única.
Con más o menos síntomas, más o menos intensos, lo cierto es que la menopausia es de las etapas más radicales que vivimos las mujeres. Es una etapa de transformaciones profundas en todo sentido. Para vivirla de la mejor manera e, incluso, aprovechar sus aspectos luminosos, vale la pena informarse, conversar, no aislarse. Hay opciones y soluciones para cada una de nosotras.
2- Perimenopausia: señales inquietantes
Menstruaciones más cortas o largas que lo habitual, menstruaciones regulares de flujo más o menos abundante. Son las señales más evidentes de que la menopausia “viene” en camino.
No son los únicos síntomas. Aparecen los bochornos, las alteraciones en el ciclo del sueño y el consiguiente mal despertar y cansancio diario. Además, la sequedad vaginal nos alerta sobre lo que podría ocurrir con nuestra sexualidad.
Cuesta entender que ese conjunto de cambios y síntomas son parte de la perimenopausia. Es el estrógeno que sube y baja. Entre 3 y 6 años antes de la última menstruación, y hasta 12 meses después, las mujeres recorremos esta etapa. En las chilenas se da, en promedio, desde los 47 años.
Una definición clara entrega Clínica Mayo: La perimenopausia significa ‘alrededor de la menopausia’ y se refiere al período durante el cual el cuerpo produce la natural transición a la menopausia que marca el final de los años reproductivos.
Importante:
- Durante la perimenopausia existe la posibilidad de embarazo, aunque el riesgo desde los 50 años es menor.
- Los flujos menstruales abundantes pueden ser un síntoma de la perimenopausia u otra alteración como, por ejemplo, la presencia de mioma(s). En uno o ambos casos, puede derivar en anemia, por lo que es aconsejable estar atenta y consultar a un especialista para atajar el problema.
3- Climaterio: esa gran transición
Comprende el antes y después de la menopausia. Es todo el período de transición desde la perimenopausia a la postmenopausia.
Es la etapa en que la mujer pasa de la edad reproductiva a la no reproductiva.
Al término de una fase vital se suma el contexto cultural que ha relacionado nuestro rol con la capacidad de engendrar. Es un tiempo de muchas preguntas, a veces de angustia y también de resignificación. La transformación biológica impulsa, también, una transformación del sentido de la existencia; un “reseteo” que puede ser tremendamente luminoso y fructífero.
4- Postmenopausia
Tras el hito de la menopausia se habla de postmenopausia, que se extiende durante el resto de la vida de la mujer. Los síntomas, como los bochornos, tienden a ir bajando, pero se pueden producir efectos tardíos y silenciosos como osteoporosis y riesgos cardiovasculares.
5- Menopausia precoz o insuficiencia ovárica prematura o primaria (IOP)
Cuando la menopausia se presenta antes de los 40 años se habla de menopausia precoz. Y si la menopausia es un sacudón, en este caso se trata de un terremoto físico y emocional, con la llegada anticipada de una serie de cambios físicos para los que es difícil estar preparada.
¿Causas? No hay evidencia concluyente, pero todo indicaría que se da en mujeres que nacen con menos óvulos y que prematuramente ven terminadas sus reservas. Cirugías en ovarios, quimioterapia, radioterapia abdominal y pelviana, y algunas enfermedades autoinmunes y genéticas pueden generar esta condición.
Los síntomas no son siempre similares a los de la peri+menopausia. Muchas veces lo que se ve afectada es la regla: ausencia o irregularidad. Es importante consultar a un especialista, ya que la disminución precoz de las hormonas genera más riesgo cardiovascular y de osteoporosis.
6- Menopausia temprana
Es después de los 40 años, pero antes de los 45. No está claro, pero podría asociarse a mayores riesgos cardiovasculares o de desarrollar osteoporosis.
7- Menopausia inducida (quirúrgica o médica)
Tratamientos médicos como quimioterapia, radioterapia y cirugías ginecológicas que afectan a los ovarios, generando la ausencia de menstruación y el descenso de la producción de estrógeno, causan la menopausia inducida. En ésta, los síntomas son típicos de la peri+menopausia.
Pero dado que se produce artificialmente, y la reducción de hormonas es brusca, los síntomas irrumpen de manera inmediata y especialmente intensa.
Junto con los síntomas, en mujeres con menopausia inducida se registra mayor aumento de peso, mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y de diabetes tipo 2.
1- Cambios de peso: Reforzar un estilo de vida saludable
En la mayoría de las mujeres se produce un aumento del peso corporal debido a los cambios hormonales. Abdomen, caderas y muslos son las zonas que experimentan un cambio más evidente. Sin embargo, esto no se debe exclusivamente a la menopausia. El envejecimiento (disminución de masa muscular y ralentizamiento del metabolismo), factores genéticos y ciertos estilos de vida, suman causas.
Los especialistas coinciden en que durante el climaterio la actividad deportiva constante, una alimentación balanceada, un buen dormir y la ingesta acotada de alcohol son primordiales para mantener un peso adecuado y evitar enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.
2- Mal dormir: Una pesadilla
Parece inimaginable acercarse a los 50, en el caso de muchas ya haber criado, y no poder tener una noche de sueño continuo. Una estafa.
Son contundentes las investigaciones que demuestran que en peri+menopausia las mujeres desarrollamos diferentes tipos y grados de trastornos del sueño con consecuencias en el desempeño diario, irritabilidad e, incluso, aumento del apetito y del peso corporal.
Insomnio, ronquido, apnea del sueño y síndrome de piernas inquietas son los trastornos más comunes, de acuerdo con el Instituto Europeo del Sueño. Y es que los cambios hormonales tienen efectos neurovegetativos vinculados al sueño y sus trastornos.
No es todo. Los bochornos y la ansiedad propia de esta etapa también pueden alterar un buen dormir. Paciencia. Vale la pena informarse, tomar buenas determinaciones de tratamientos y estilos de vida.
3- Ciclos irregulares: Primeras señales
Antes de que se termine definitivamente la menstruación y llegue la menopausia, las reglas experimentan cambios y se vuelven “irregulares”. En algunos casos el sangrado dura más o menos días que lo habitual; en otros, el flujo es más o menos intenso.
En caso de flujos abundantes hay que estar atentas y consultar a un especialista, ya que puede generar anemia. En lo inmediato, se sentirá una especial baja de energía. A largo plazo, una anemia no tratada puede transformarse en crónica y golpear fuerte en la vejez.
Esto se debe a los cambios en la producción hormonal. Se recomienda llevar un registro de esos cambios en la menstruación. En ciertos casos puede ser indicio de anomalías en el útero.
4- Cambios de humor y ánimo: Ni yo me entiendo
En esta etapa de niveles de estrógeno que suben y bajan, de transformaciones físicas y psíquicas profundas, nos volvemos especialmente vulnerables. En Chile el 76% de las mujeres sufre de cambios de ánimo, que en algunos casos podrían generar depresión.
“Menopáusicas”, “cambiantes”, “volátiles”, “locas” escucharemos de otros o de nosotras mismas. Suma y sigue, pero razones sobran. Los estrógenos actúan sobre el sistema nervioso central. Por otro lado, problemas en la calidad del sueño generan cansancio, irritabilidad y alteraciones en la concentración.
Cambios de humor, tristeza, sensación de decaimiento y baja autoestima pueden aparecer. Podría afirmarse que todas esas sensaciones e incomodidades son parte de esta nueva etapa por la que transitamos las mujeres. Sin embargo, cada una las experimentará de manera distinta, con mayor o menor intensidad, y es importante legitimarlas y acudir a un especialista en caso necesario.
5- Niebla mental o “brain fog”: Mi cabeza es un desastre
Tras la pandemia del Covid-19 se comenzó a usar habitualmente este término, dando cuenta de los efectos que describen los pacientes semanas o meses después de ser dados de alta. Pero antes ya se hablaba del “brain fog” relacionado a la menopausia: la “niebla mental menopáusica”. Ésta se caracteriza por la pérdida de memoria de corto plazo y olvidos, asociados a la disminución de progesterona y estrógeno.
El mal dormir sólo suma antecedentes para entender lo que sucede en la cabeza de las mujeres en esta etapa de la vida. Un escenario de fragilidad, especialmente en la perimenopausia, que luego tiende a mejorar.
Este síntoma es multifactorial y además de los cambios hormonales que suceden en la peri + menopausia se puede ver afectado por otras causas como mal dormir, el estrés, mala alimentación, deshidratación, depresión, algunos medicamentos y otras condiciones de salud o infecciones. La terapia de reemplazo hormonal (TRH) puede ayudar, pero no siempre. Terapias anti estrés y ansiedad como la meditación son de gran ayuda. Comer saludablemente, bajar la ingesta de alcohol y azúcar, una rutina de ejercicios para aumentar el flujo sanguíneo y la oxigenación del cerebro así como mantenerlo activo a través de juegos que ayuden con la memoria o el estudio de algo que nos interese que ayuden son estrategias que sirven mucho.
6- Bochornos y sudoración nocturna
Un golpe de transpiración en medio de una reunión de trabajo. Repentinamente empapada de cara, axilas, pechugas y entrepiernas. Despertar a mitad de la noche con el pijama y la cama mojados, al punto que no queda otra que cambiar todo.
Son los bochornos y la sudoración nocturna. Algunas padecen ambos. Algunas, uno de los dos. Otras se salvan de todo.
Tanto mal rato y amenaza de pasar una gran vergüenza tiene una explicación simple: la disminución de los estrógenos genera un efecto en el hipotálamo, responsable de, entre varias cosas, controlar la temperatura corporal. “Confundido” el hipotálamo, el cerebro informa a los vasos sanguíneos y al sistema nervioso que bajen el calor del cuerpo. El sudor repentino, más o menos abundante, es un mecanismo para bajar esa temperatura.
¿Qué hacer? El autoconocimiento en esta etapa es vital. Aprender a vestir "estratégicamente". Llevar una muda, si hace calor exponerse a ventilación cruzada o estar cerca de una salida. También evitar las comidas picantes, mucha cafeína y controlar la ingesta de alcohol puede ayudar.
Médicamente, la terapia de reemplazo hormonal o no hormonal pueden acotar estas molestias.
7- Debilitamiento del pelo, uñas y sequedad de la piel
La baja en la producción de estrógenos, responsables del crecimiento del pelo, genera debilitamiento y caída. Un camino recomendable es el consumo de multivitamínicos bajo orientación médica (colágeno y biotina).
La piel también se ve afectada: se reseca. Hay pérdida de colágeno y aparecen arrugas. En algunos casos se gatilla acné.
Para prevenir y aliviar la sequedad general de la piel y todo el cuerpo es importante tomar suficiente agua para mantener la hidratación. Las bebidas, café y té no sirven. Para la piel usar cremas hidratantes y gotas para la sequedad de los ojos.
8- Síndrome genitourinario de la menopausia (SGM): ¿Realmente me está pasando todo esto?
Sequedad vaginal, disminución de la lubricación, molestias, ardor y dolor durante las relaciones sexuales, son algunos de los síntomas del SGM que sufren cerca del 75% de las mujeres en peri+menopausia.
Tras la llegada de la menopausia, como consecuencia de la disminución de los estrógenos, los tejidos de la vagina se vuelven más delgados y se irritan con mayor facilidad.
Para combatir esa sequedad y dolor, también conocida como “vaginitis atrófica” o “atrofia vaginal", los especialistas sugieren la estimulación en la zona. Complementariamente, se pueden usar hidratantes, lubricantes, cremas, tabletas, óvulos o anillos con bajas concentraciones de estrógenos. También está el láser vaginal que puede mejorar la calidad de los tejidos. En todos los casos la supervisión médica es primordial.
A las posibles consecuencias en el ánimo, la autoestima, la vida sexual y de pareja que genera lo antes descrito, se suma la posibilidad de infecciones urinarias recurrentes.
Otro capítulo podría titularse “cuánto pipí cabe en mi vejiga”. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis idas al baño por noche aparecen desde la perimenopausia, y lo que fue alguna vez el tiempo de descanso se transforma en un sueño interrumpido y malos despertares.
Nuevamente se trata del desequilibrio hormonal que debilita el músculo detrusor de la vejiga, lo que dificulta su vaciado. La acumulación de orina, a su vez, aumenta el riesgo de infecciones.
No es todo. Un estornudo, un ataque de risa, un mínimo esfuerzo físico, o nada en particular, pueden provocar la pérdida involuntaria de orina. Se recuerda como anécdota “tragicómica”, pero en su momento se vive como un shock.
9- Cambios en la libido: El mundo puede volverse opaco
Las mujeres experimentamos períodos de altos y bajos en el deseo sexual a lo largo de la vida. Malos momentos anímicos, estrés, embarazo y enfermedad pueden generar un desplome de las ganas y el erotismo. La peri+menopausia no es la excepción, pero tal vez su onda expansiva es de mayor alcance.
Cifras de la Sociedad Británica de la Menopausia apuntan a que la disminución del apetito sexual afecta a al menos un 15% de las mujeres durante esta fase. La causa es la disminución de la producción de estrógeno y testosterona. Junto a eso, puede haber sequedad de los tejidos vaginales y, por ello, dolor durante las relaciones sexuales.
Nos quedaríamos cortas si redujéramos el impacto de la baja del deseo sexual a la genitalidad. Se abre aquí una problemática personal y de pareja. La libido es un deseo vital que tiñe todos los aspectos de la existencia. Por lo mismo, si se ve afectada vale la pena abordar el problema con especialistas e indagar en los tratamientos disponibles.
10- Menopausia: ¿Tiene algo bueno todo esto?
¡Sí, absolutamente!
Partamos por celebrar que, tras años de molestias, le decimos adiós a las menstruaciones. Cómodas el mes completo y para siempre y con un gasto menos en toallitas y tampones. Qué maravilla no volver a sufrir del Síndrome Pre Menstrual (SPM).
Y hay más. La menopausia “llega” cuando ya tenemos una vida. La que hayamos elegido o podido hacer. Trabajo, amigos, independencia económica en muchos casos, y crianza, si hay hijos, están encaminados. Tenemos un camino recorrido y ya hemos construido una identidad. Tenemos un criterio formado a costa de experiencias.
Y eso no es todo:
- Sabemos lo que queremos y nos cuesta menos decir que no cuando es necesario.
- Podemos irnos a la cama temprano y no salir cuando estamos cansadas sin sentir que nos estamos perdiendo de algo.
- Sabemos valorar a los amigos y nuestras amistades tienen historia.
- Somos más honestas con nosotras mismas y los demás y sabemos cuándo alguien no lo es.
- Reconocemos con mayor facilidad lo que es importante y lo que no. Eso nos hace más libres.
Somos más sabias.
1- Exámenes médicos preventivos: otra forma de autocuidado
El sube y baja de las hormonas, y todo el espectro de síntomas que comenzamos a experimentar durante la peri + menopausia, requieren estar alertas respecto de posibles consecuencias en la salud, más aún si tenemos antecedentes familiares o enfermedades de base.
Desde los 40 años debemos considerar realizarnos exámenes preventivos al menos una vez al año.
- Control ginecológico con entrevista y revisión por parte del especialista.
- Papanicolau (PAP) para descartar el cáncer cervicouterino.
- Mamografía y ecotomografía mamaria para prevenir el cáncer de mama.
- Perfil lipídico al menos una vez al año para mantener a raya las dislipidemias, que podrían generar enfermedades cardiacas provocadas por depósitos de grasa en las arterias. Este examen detecta alteraciones en los niveles de grasa de la sangre que se reflejan en altos niveles de colesterol, de los triglicéridos o de los dos. También capta si hay una baja del colesterol HDL, el llamado “colesterol bueno”.
- Prueba de glucosa. Especialmente relevante, si se tienen antecedentes familiares y/o sobrepeso, es realizarse exámenes para detectar resistencia a la insulina y diabetes.
2- Anticoncepción en la perimenopausia
Hasta no estar segura de que se esté en la menopausia aún se puede producir un embarazo. Dependiendo del historial médico de la mujer será la recomendación del tipo de anticonceptivo que podría ser de solo progestina o combinado con estrógeno. Otra posibilidad son los dispositivos intrauterinos.
Dicho lo anterior, es importante darse el tiempo de conversar con el especialista y describir las preferencias y estado de salud del momento. También es importante saber que se puede asociar un método anticonceptivo con el manejo de los síntomas de la menopausia.
Consulta con tu ginecólogo para encontrar la mejor alternativa para ti.
3- Piso pélvico saludable: muy importante para nuestra calidad de vida y sexualidad
El piso pélvico sostiene la posición de la vejiga, el útero, los ovarios, y resto de los órganos pélvicos. Es bastante sensible a las hormonas y cambios hormonales. De esta manera, la perimenopausia y la menopausia son etapas especialmente relevantes para atenderlo y evitar posibles incontinencias urinarias, fecales o de gases y prolapsos.
Ejercicios específicos, como los ejercicios de Kegel, también conocidos como entrenamiento muscular del suelo pélvico, pueden realizarse de manera personal o con la guía de un kinesiólogo (a) de piso pélvico. Centros de salud y clínicas cuentan con unidades especializadas de piso pélvico.
4- Osteopenia y osteoporosis: qué son y cómo prevenir
La osteopenia es la antesala de la osteoporosis. Ambas son asintomáticas, por lo que es fundamental la prevención para tener huesos fuertes y evitar fracturas asociadas que podrían impactar mucho nuestra autonomía y calidad de vida futura.
La disminución de la densidad de los huesos produce una menor resistencia de éstos ante traumatismos y fracturas.
Esta disminución es muy acelerada durante los primeros 10 años desde que llega la menopausia. Pasados esos primeros 10 años, la densidad ósea sigue cayendo pero más lentamente.
La buena noticia es que en caso de detección de osteopenia u osteoporosis, los tratamientos responden mucho mejor en esta ventana de tiempo de 10 años.
Factores de riesgo a tomar en cuenta:
- Antecedente de madre y/o abuela con osteoporosis o si alguna de ellas tuvo fracturas de cadera o de antebrazo.
- Sedentarismo, poca actividad física.
- Fumar.
- Exceso en consumo de cafeína.
- Exceso en consumo de alcohol.
- Uso de corticoides necesarios para el tratamiento de algunas enfermedades.
Una densitometría ósea puede detectar osteoporosis y osteopenia.
Si no tienes acceso a este examen, también existe el cuestionario FRAX que puede utilizar tu ginecólogo u otro especialista en la consulta. Esta herramienta permite calcular el riesgo o probabilidad de que una persona presente una fractura en los próximos 10 años lo que permite tomar acciones y prevenir a tiempo.
Estrategias de prevención:
- La actividad física es esencial. Una rutina de ejercicios guiados y con peso que no sobrecargue la columna es ideal ya que mejora la musculatura y estimula los huesos. Pero, si eso no nos gusta también sirve mucho cualquier ejercicio con impacto en que haya estímulo sobre el hueso. Por ejemplo, una caminata diaria a paso ágil por media hora, bicicleta, etc.
- Una dieta equilibrada con adecuado aporte en proteínas (entre 80 y 100 grs. diarios) y calcio.
- Es fundamental el consumo de calcio durante toda la vida y especialmente en la peri + menopausia y menopausia, cuando se produce una acelerada descalificación de los huesos. Junto al consumo de calcio es fundamental el control de la Vitamina D que es la responsable de transportar ese calcio para que llegue a los huesos.
- Las mujeres que usan terapia hormonal con estrógenos para tratar síntomas de la peri + menopausia también se benefician del efecto protector de los estrógenos sobre los huesos.
5- Enfermedades cardiovasculares
En Chile es la primera causa de muerte en mujeres después de los 50 años.
Los estrógenos tienen un rol protector que se pierde en la menopausia. De hecho, frente un infarto las mujeres tienen mayor posibilidad de morir que los hombres.
Es fundamental el ejercicio periódico, una alimentación saludable, erradicar el cigarro y el control de enfermedades de base como la hipertensión y la diabetes.
6- Infecciones de Transmisión Sexual: (ITS)
Las ITS son un grupo amplio y variado de enfermedades transmisibles, que afectan a hombres y mujeres, que se transmiten de una persona a otra a través de relaciones sexuales vaginales, anales y orales sin protección (preservativo).
La mayoría de estas infecciones son asintomáticas o podrían ocasionar flujos alterados.
Aquellas ITS que tienen manifestaciones en forma de lesiones, verrugas o heridas se transmiten a través del roce o contacto con estas lesiones. Algunas ITS, como el VIH y la sífilis, también pueden transmitirse a través de la sangre durante el embarazo o el parto.
¿Las ITS más comunes en Chile?
- Condiloma Acuminado, causada por el Virus Papiloma Humano (VPH), puede infectar la región genital y anal.
- Sífilis y gonorrea, en ambos casos con tasas más elevadas en hombres que en mujeres.
- Herpes afecta a la zona genital con ampollas, a veces fiebre, dolor al orinar y durante las relaciones sexuales. Se trata con antivirales para aliviar los síntomas y acortar el periodo del brote, pero no se elimina el virus del cuerpo. Se recomienda abstenerse de tener relaciones sexuales cuando el herpes está activo, ya sea en boca o en la zona genital. ¿Mejor manera de prevenir? Uso de preservativo o condón en todas las relaciones sexuales, aunque este no lo previene en un 100%.
- Infección por chlamydia: Se trata de una bacteria que se transmite por relaciones sexuales vaginales, orales y anales. No siempre presenta síntomas o podría presentar una secreción vaginal lechosa y con mal olor. Es importante hacerse chequeos periódicos o cuando haya cambio de pareja sexual. Esto, porque no tratada puede generar enfermedad inflamatoria pélvica, dolor pélvico e infertilidad.
- La tricomoniasis, producida por un parásito, es otro tipo de ITS que podría generar secreción vaginal alterada.
7- Los cánceres ginecológicos más comunes y cómo prevenirlos
Dejando a un lado el cáncer de mama, el cáncer de cuello uterino, el cáncer endometrial y el cáncer de ovarios son los cánceres más frecuentes en Chile.
- Cáncer de cuello uterino o cervical:
Ciertos tipos de Virus del Papiloma Humano (VPH) provocan este cáncer. El VPH, infección viral que se produce por transmisión sexual, infecta las células escamosas que revisten las superficies internas del útero y las alteran. En una fase temprana suele no presentar síntomas. Si está en etapa avanzada, puede haber sangrado vaginal después de las relaciones sexuales, entre las reglas o después de la menopausia; flujo vaginal alterado; dolor pélvico y dolor durante las relaciones sexuales.
Los exámenes para la detección del cáncer de cuello uterino son la prueba del VPH y el Papanicolaou. El Pap es capaz de detectar lesiones pre cancerígenas, por lo que este examen es fundamental en la prevención.
Estas pruebas pueden hacerse por sí solas o juntas. Los exámenes de detección habituales previenen la mayoría de los cánceres de cuello uterino y permiten a los médicos encontrar y tratar lesiones pre cancerígenas.
En Chile está disponible, y de manera gratuita, la vacuna del VPH, que proporciona el Ministerio de Salud a las niñas y niños de cuarto año básico (primera dosis) y quinto año básico (segunda dosis). Según la Organización Mundial de Salud (OMS), a esas edades el sistema inmune responde mejor a la vacunación.
La vacuna también está disponible en vacunatorios privados para ser administrada en mujeres y hombres de otras edades. Se requiere indicación médica. En mujeres se recomienda en menores de 45 años. Mientras antes, mejor la respuesta inmune.
- Cáncer endometrial:
Según cifras de UC Christus, en más del 80% se trata de cánceres de las células que forman glándulas en el endometrio. De acuerdo con la Sociedad Americana del Cáncer, más de la mitad de los casos son diagnosticados en mujeres de entre 50 a 69 años, y la probabilidad promedio de que una mujer sea diagnosticada con este cáncer durante su vida es de aproximadamente una en 40.
¿Síntomas? Los más comunes son la alteración de los flujos rojos: sangrado entre periodos, sangrado abundante y sangrado después de la menopausia. ¿Causas? No se sabe mucho, pero los factores de riesgo son claros y variados. Las mujeres que nunca se han embarazado son más propensas. La obesidad, una dieta rica en grasas y la diabetes, aumentan las posibilidades. Como en muchas otras enfermedades, la edad.La mayor producción de estrógeno, por sobre la progesterona, aumenta el riesgo. Ese desequilibrio puede provocar tumores ováricos y síndrome del ovario poliquístico, entre otros.
El uso de estrógenos, sin oposición de progesterona, puede generar un crecimiento desmedido del endometrio y un eventual cáncer, por lo que el tratamiento de reemplazo hormonal debe ser bien supervisado, para procurar el equilibrio hormonal.
El Tamoxifeno, anti-estrógeno mamario que se usa para prevenir o tratar el cáncer de mama, podría generar también alteraciones endometriales y, como consecuencia, un cáncer. En caso de sangrado, se debe consultar.
- Cáncer de ovarios:
Se desarrolla cuando las células que forman los ovarios comienzan a reproducirse a gran velocidad y pueden destruir los tejidos sanos del organismo. Los síntomas son tardíos y cuando se manifiesta puede hacerlo a través de hinchazón abdominal, sensación de saciedad más rápida que lo habitual al comer, pérdida de peso, molestias en la zona pélvica, cansancio, dolor de espalda, estreñimiento y necesidad frecuente de orinar.
- Cáncer vaginal:
Se genera en la vagina y, aunque se identifican de varios tipos, el más común (9 de cada 10 casos) se le conoce como “carcinoma de células escamosas”. Se desarrolla en el revestimiento de la vagina y si crece puede propagarse a otros tejidos cercanos y a otros órganos, como pulmones e hígado, y a los huesos (metástasis). Ojo, que en esta zona se puede producir también un pre-cáncer vaginal, conocido en términos médicos como neoplasia intraepitelial vaginal (VAIN), en que algunas células se ven anormales. Y, aunque no se trata de un cáncer, es importante un examen médico periódico.
Suele darse en mujeres con antecedentes de tratamientos por pre-cáncer o cáncer cervical.
Las señales de alerta del cáncer vaginal son similares a las de cáncer cervicouterino.
- Cáncer de vulva:
Puede haber comezón, ardor o sangrado; cambios en el color, ya sea más rojiza o pálida; verrugas, llagas, úlceras o volúmenes extraños en los genitales externos, dolor en la zona pélvica, especialmente al orinar o tener relaciones sexuales. En casos, el cáncer de vulva se trata de un melanoma.
8- Cáncer de mama: primera causa de muerte por cáncer en mujeres
En Chile, el cáncer de mama es la primera causa de muerte de mujeres en edad reproductiva. La mayoría se detecta en mujeres de 50 años o más, es decir coindice con las etapas de la peri + menopausia.
En nuestro país está incluido en el plan de Garantías Explícitas en Salud (AUGE o GES). La mamografía es copago 0 en Fonasa, en los centros de salud del sistema público (Cesfam, consultorios, Centro de Diagnóstico Terapéutico, Centro de Referencia de Salud u hospitales). Desde 2023, además, tanto para Fonasa como para Isapres, la orden médica para el examen preventivo de mamografía ya no es requisito.
Todas las mujeres entre 50 y 69 años tienen derecho a una mamografía gratis cada 3 años para detectar el cáncer de mama. Quienes presenten el examen alterado, son casos AUGE y deben ser derivadas a un médico especialista.
La mamografía y la ecotomografía mamaria una vez al año, junto con atender cualquier protuberancia en las mamas o en las axilas, es fundamental. Lo mismo que conocer los factores de riesgos, porque sólo un 15% de los cánceres de mama a nivel mundial son de origen genético.
Los factores de riesgos más comunes son:
- Edad.
- Tabaquismo y consumo alcohol.
- Sedentarismo.
- Obesidad.
- Tener mamas densas.
- Haber tenido un cáncer de mama previo.
- Tratamientos previos con radioterapia en la zona de tórax.
- El comienzo de la menstruación antes de los 12 años y de la menopausia después de los 55 años exponen a las mujeres a hormonas por más tiempo, lo cual aumenta el riesgo de cáncer de mama.
Otra cifra a tener en cuenta: Durante la vida, una de cada 12 mujeres tendrá cáncer de mama.